Empecemos por el final y, hablando de fútbol, nos felicitamos porque España ha sabido jugar como para demostrar, por primera vez en la historia, que es capaz de ganar un Mundial. La “Roja”, nuestra selección española, ha ofrecido una imagen de algo más que fútbol.
El éxito organizativo y de seguridad del Mundial de Fútbol en Sudáfrica también ha constituido un símbolo de la progresiva incorporación del continente al mundo global, no sin dejar de subrayar el problema de fondo: la emergencia social continua del continente.
Y es ahora cuando Africa y la Unión Europea deberían evaluar y aprovechar que, además de que todo esto ha sido bueno para Africa, sería mejor si sirviese para motivar a los europeos contra su pasividad y asumir definitivamente la responsabilidad social hacia este continente. En este sentido, la irrupción económica en el continente de los grandes países emergentes, encabezados por China, India y Brasil hace tiempo que ha desplazado a la UE como primer inversor.
La paradoja de Sudáfrica
La República Sudafricana, sede de la Copa Mundial de Fútbol 2010, es un país de enormes contrastes. Según van llegando los visitantes pueden tener la impresión de encontrarse en un país desarrollado y desde el lujoso Aeropuerto Internacional O. R. Tambo, pasando por el Gautrain, el primer tren de alta velocidad de Africa, hasta pisar Johannesburgo donde muchos de los hoteles y restaurantes son de categoría mundial, uno no deja de sorprenderse.
Pero, lo cierto es que, Sudáfrica forma parte de los países en vías de desarrollo, en donde muchos de sus capítulos no están en las mejores condiciones y ello sin hablar con detalle de sectores económicos como el paro, PIB, etc., Sudáfrica tiene fabulosas riquezas mineras, con el 90 por ciento de las reservas mundiales de platino, el 80 por ciento de su manganeso, el 70 por ciento de su cromo y el 40 por ciento de su oro así como enormes yacimientos de carbón.
Otro aspecto importante es que su Constitución es sumamente progresista y garantiza plena igualdad de derechos a sus 49 millones de habitantes (79 por ciento negros y 9 por ciento blancos). Las primeras elecciones multirraciales de 1994 llevaron al gobierno de la mayoría encabezado por el Congreso Nacional Africano (CNA), fundamentalmente negro, que ha está gobernando desde entonces. La prensa, el poder judicial, los sindicatos y las organizaciones no gubernamentales son robustas e independientes. El país también cuenta con una poderosa y dinámica empresa privada.
Pero, paradójicamente, el 43 por ciento de su población gana menos de 2 dólares diarios y su tasa oficial de desempleo es del 25 por ciento, la más alta del mundo. Fuera de las grandes ciudades, la mayoría de los negros sudafricanos vive en zonas de alta criminalidad, alojados en míseros barracones sin adecuados servicios sanitarios y, frecuentemente, sus escuelas y hospitales están en pésimas condiciones. Un país donde hay muy poco transporte público y la mayoría de los negros carece de automóvil. Y aunque es la 24ª mayor economía del mundo, está en un pésimo 129 lugar entre los 182 países del Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas.
Sudáfrica es uno de los países más violentos y de mayor índice de criminalidad en el mundo, aunque recientemente, ha rebajado su índice de asesinatos a la mitad; prácticamente ha erradicado la malnutrición entre los menores de cinco años, ha elevado la matrícula de los niños entre 7 y 15 años a casi el 100 por ciento; está proveyendo seguridad social a 15 millones de personas y ha establecido el mayor programa mundial para el tratamiento del VIH/Sida.
Mundial de Sudáfrica 2010
Para este magno proyecto, además de las inversiones millonarias, el Gobierno de Sudáfrica ultimó los preparativos enviando un comunicado a todos sus ciudadanos, de manera escueta pero muy ilustrativa de la situación: “Con el Mundial a unos pocos días vista, el Gobierno anima a los participantes en todos los eventos públicos a que se comporten cortés y civilizadamente” y, en general, así parece que ha sido.
Así, en el templo del fútbol africano con aspecto de gigantesca taza que acogió el inicio del Mundial. Africa se hizo oír. Y no solo por las vuvuzelas, esas trompetas cuyo sonido se hace eterno haciendo casi imposible hablar, sino que también se hizo oír por su fútbol. «El sueño se ha hecho realidad», anunció Joseph S. Blatter, el presidente de la FIFA, afectado, como todos, por la ausencia de Mandela, el icono de la libertad y del perdón en un país que tan solo lleva tres lustros intentando vivir en la normalidad después de soportar el apartheid. Donde algunos recordaban que en 1972, terroristas palestinos tomaron como rehenes al técnico y atletas de Israel en Munich durante los Juegos Olímpicos y mataron a once.
Africa y el mundo entero deseaban y necesitaban, que disminuyera el contraste entre la apariencia y la realidad y para que Sudáfrica pueda realizar todo su fabuloso potencial esta era una oportunidad para comunicárselo al mundo y así debe seguir haciéndolo.
Política y Seguridad
Aunque mal empezaba la planificación de la seguridad en los estadios que albergarían los encuentros del Mundial 2010 de Sudáfrica, porque fue preocupante inicialmente, que una sede encargada de gestionar unos juegos, no fuera capaz de contener a la multitud que se aproximó al estadio de Johannesburgo para ser testigos de un partido amistoso que enfrentaba a la selección de Nigeria y Corea del Norte, con el resultado de una gran aglomeración con 25 heridos causados por los miles de aficionados que intentaban acceder al estadio Majulong, que se encontraba protegido por 55.000 policías, al menos como dato oficial, ahora la realidad ha sido completamente distinta.
Por otro lado, trabajadores en huelga de la seguridad privada, que reclamaban subidas salariales, se unieron a activistas que se manifestaron pacíficamente frente a la sede municipal de Durban contra la Copa del Mundo, que ha significado millones de dólares de inversión en modernos estadios, dinero que también reclamaban que debería de ir para la construcción de viviendas y la generación de puestos de trabajo estables.
Fútbol y Seguridad
La seguridad es tema crucial. La seguridad de los equipos y de los espectadores es una de las grandes obsesiones de los organizadores del Mundial de Fútbol. La FIFA ha trabajado estrechamente con las fuerzas de seguridad sudafricanas e internacionales para prevenir todo riesgo y, especialmente, de atentados para tranquilizar y proteger a los visitantes.
Por otro lado, han sido conscientes del enorme impacto mediático que ofrecía los Mundiales de Fútbol, que desde siempre constituyen una cita tentadora para las organizaciones terroristas de todo tipo. El drama ocurrido en enero pasado en la vecina Angola, cuando un grupo terrorista del enclave de Cabinda atacó al autocar que transportaba a la selección de fútbol de Togo en plena Copa africana de naciones, causando la muerte de tres miembros de la delegación e hiriendo a varios jugadores, también llevó a los responsables a reforzar aún más el dispositivo de seguridad. Todo ello sin olvidar que, el fútbol Sudafricano ya fue protagonista en otras ocasiones de tragedias, como el 11 de abril de 2001, cuando 43 aficionados murieron aplastados en el Estadio Ellis Park (Johannesburgo), por una estampida provocada por 30.000 personas al intentar acceder al encuentro de un clásico.
En cualquier caso, se han notado especialmente los esfuerzos realizados en materia de seguridad para facilitar la cooperación entre la FIFA, el Comité de Organización y los servicios policiales sudafricanos e internacionales. En marzo pasado, por primera vez en la historia de los Mundiales, se reunieron los responsables de Interpol y los jefes de las policías y de diversos organismos de seguridad de los 32 países clasificados.
Tras ese encuentro, la FIFA decidió financiar la presencia en Sudáfrica de oficiales policiales de enlace de los 32 países participantes para ayudar a la policía sudafricana en su labor. Por su parte, Interpol también decidió realizar en Sudáfrica el mayor despliegue de oficiales de toda su historia.
Estos esfuerzos se justifican por las numerosas amenazas detectadas en los últimos meses. Desde la nebulosa Al Qaeda hasta la extrema derecha sudafricana, numerosos grupos violentos amenazaron de diversas formas con atentar contra la seguridad del Mundial. A este peligro se sumaba la violencia endémica que reina en Sudáfrica, donde unos 50 asesinatos son registrados cada día.
No obstante, y aunque la FIFA desmintió los temores, analistas y especialistas en seguridad insistían en no bajar la guardia porque este tipo de acciones no se pueden descartar debido a la enorme atención que generaría incluso un pequeño ataque durante el torneo puesto que la información confirmaba que varios lugares estarían en el punto de mira, algunos simultáneamente.
Sudáfrica atenta ante amenazas de terrorismo
Por su parte, la policía coordinadamente hizo prácticas simulando ataques químicos, biológicos y radioactivos. Los hospitales tenían planes para enfrentar ataques con grandes cantidades de víctimas, y agentes de inteligencia contactaron con colegas de todo el mundo buscando información.
Así, además de los riesgos derivados de las altas tasas de criminalidad en Sudáfrica y la amenaza de los hooligans europeos, los organizadores de la Copa Mundial se enfrentaron también a posibles ataques terroristas.
En este sentido, poco tiempo antes, el ministro de Policía, Nathi Mthethwa dijo: «El terrorismo es uno de los males que amenazan al mundo de hoy. Los terroristas están preparados para matar y mutilar a gente inocente. No vamos a permitir que eso ocurra en nuestro suelo». Funcionarios del gobierno añadieron que Sudáfrica no tiene movimientos separatistas y no es enemiga de nadie. «Pero debido a que estamos recibiendo a otras 31 naciones, no podemos ser complacientes», dijo el portavoz policial Vish Naidoo. «Nos hemos preparados y planeado para cualquiera eventualidad».
Por su parte, los más críticos aseguraban que la corrupción generalizada entre los policías y las autoridades, incluida la venta de pasaportes sudafricanos, podía socavar parte de los esfuerzos de lucha contra el terrorismo.
No obstante, los riesgos fueron menores dentro de los estadios y sus cercanías, por las medidas de seguridad adoptadas para prevenir incluso amenazas terroristas. Las medidas de seguridad desplegadas en Sudáfrica han sido, sin duda, impresionantes, incluyendo unidades terrestres, aéreas y navales de superficie y submarinas. También, fuerzas con misiones especiales contraterroristas de la Policía Sudafricana (SAPS, siglas de “South African Police Service”) y de los más conocidos equipos SWAT (“Special Weapons and Tactics”), para nombrar solamente algunos de los principales componentes que protegerán los centros más neurálgicos, han estado alertas.
Por otro lado, uno de los problemas que debieron afrontarse han sido los chequeos en las aduanas, sin duda debido a la enorme cantidad de homónimos que existen en los principales bancos de datos de personas prófugas de la justicia, sospechosos de actividades terroristas y/o criminales, etc. Sobre todo, porque los principales cuadros de dichas organizaciones podrían, en el caso de estos mundiales de fútbol, haberse mimetizado dentro de los numerosos contingentes de turistas que ingresaron al país por sus distintas fronteras.
Para tranquilizar a los visitantes, que de todos modos fueron mucho menos numerosos que lo que preveían las autoridades sudafricanas, el país también ha contado con experiencia acumulada gracias a la organización de otros eventos deportivos importantes, como un Mundial de rugby o, un año atrás, la Copa de las Confederaciones de fútbol. Aunque nunca acogió un acontecimiento de semejante envergadura.
En cualquier caso, más allá de la calidad de las instalaciones deportivas, la seguridad ha sido sin duda uno de los criterios esenciales con que se ha juzgado su especial capacidad de organización.
Con respecto a la Seguridad Privada, el hecho de la informalidad laboral y de que cada día son asesinadas cincuenta personas en el país, provocó que G4S –una de las principales empresas de seguridad privada del mundo- rechazara operar durante el torneo debido a la «total peligrosidad que plantea el acontecimiento». Ello, y el conflicto laboral que llevó a la huelga a los guardias privados que trabajaban en varias sedes, motivó que la policía sudafricana se hiciera cargo de la seguridad de los estadios sedes del Mundial de Sudáfrica hasta la finalización del certamen.
A este respecto, aunque desde el Comité Organizador del Mundial se mantuvo silencio sobre este cambio en las labores de seguridad, oficiales que trabajaban en el Soccer City, confirmaron el traspaso de mando. La toma del control de las sedes por parte de la policía sudafricana se produjo luego de que la policía tuviera que asumir de forma imprevista al inicio las labores de seguridad en los estadios Soccer City y Ellis Park de Johannesburgo, Green Point de Ciudad del Cabo, Moses Mabhida de Durban y Nelson Mandela de Port Elizabeth, debido a que los guardias privados se negaron a trabajar por reclamo de subidas salariales.
En el Mundial de Sudáfrica 2010 la seguridad ha estado puesta a examen y sabían que el mundo los estaría mirando durante esta especial convocatoria porque no hay que olvidar que Africa es algo más que fútbol y seguridad.
I agree with Manuel that there is an after party headache developing based on the issues of reality that will soon come home to those that think the success of presnting the World Cup will be going on for a very long time.
The fact is, that although there may have been a number of issues developing during the WC, these were expected and were quickly dealt with to ensure that the rest of the program could go ahead as planned. The logistics for organising such a complex tournament is something that is not easy to plan and present, especially as the tournament had never been held in Africa which left plenty of unknown factors up to right at the end.
The real cost to the economy will eventually be researched and discussed at various forums as there are definite costs that will be paid for by our children and probably our children’s, children as well. These include the expensive stadia that were built with a FIFA proviso that they could only be built for soccer and not have a multiple useage. This was really mindless as there is no chance of South Africa ever hosting the WC again in the foreseeable future so these white elephants are like a big steel ball that will keep the taxpayer of South Africa a financial prisoner for generations to come. The facts are that we can host rugby tournamnets at these stadia but there are so many extra costs that actually go along with that, but virtually no other sport will fill the stadia.
Well, there are also quite a number of good stories related to the WC of 2010 but we will keep those for another occassion although from a risk management perspective, Africa’s biggest hotel group, the Tsogo Sun Group, implemented the first ever Organizational resilience Management System and due to the initial success, have now also decided to roll it out to the rest of the group in a two year program. This was the first ever implementation of this kind of program for any industry anywhere in the world.
Until next time.
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