Además de los efectos irreversibles que el hacinamiento causa en los reclusos como por ejemplo las enfermedades terminales y degenerativas, buena parte de las cárceles en Latinoamérica se convierten en escuelas de delincuencia, debido a que este mismo problema deterioran las conductas de los presos en el proceso de supervivencia y dejan de lado la función principal de readaptarlos a la sociedad. Como veremos a continuación, esta situación se refleja en varios países latinoamericanos como Colombia, Bolivia, Brasil y Venezuela, por nombrar algunos.
Descarga pinchando aquí, el artículo publicado por Manuel Sánchez Gómez-Merelo, Consultor Internacional de Seguridad y Ex Coordinador de Seguridad de Instituciones Penitenciarias, en la revista Máxima Seguridad, de Colombia