Crónica de una fuga anunciada (I): “El Chapo” Guzmán, el señor de la droga y de los túneles


MX - carcel ALTIPLANO 6Ya hace más de un mes que Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, el señor de la droga y de los túneles, se ha fugado por segunda vez de una cárcel de máxima seguridad en México. Esta situación y todo el proceso previo ha puesto en un verdadero aprieto al Gobierno de Peña Nieto.

Manuel Sánchez Gómez-Merelo
Consultor internacional de seguridad


De acuerdo con el libro “Los señores del narco”, de la periodista Anabel Hernández, en el perfil psicológico que se le hizo al ingresar en la cárcel se decía que “El Chapo” era “egocéntrico, narcisista, astuto, perseverante, tenaz, meticuloso, selectivo y hermético, ingenioso, manipulador y encantador, con una capacidad criminal alta que le ha permitido crear redes de lealtad y complicidad”.

Así, convertido en el delincuente más buscado por México y Estados Unidos desde su primera fuga, este hombre de gran astucia es el criminal “más inteligente y con mayor capacidad de reacción” al que se haya enfrentado la fiscalía general de México.

MX - carcel ALTIPLANO 14Igualmente, la revista Forbes lo ha catalogado como uno de los hombres más poderosos y ricos del mundo al calcular su fortuna personal en más de mil millones de euros, aunque ello fue calificado por el gobierno mexicano como desproporcionado y sin sustento.

Con el control del cártel de Sinaloa, el más poderoso de México, “El Chapo” Guzmán ha creado una organización de tráfico de marihuana, cocaína y heroína hacia Estados Unidos y Europa, con extensión de sus actividades hacia Latinoamérica y Asia. Se calcula que, en su momento de esplendor, hasta 15.000 hombres trabajaban bajo sus órdenes.

Acabó con los cárteles rivales del Golfo, de Tijuana, y de Juárez, sembrando México de cadáveres, y corrompiendo a las autoridades hasta convertirse no sólo en uno de los hombres más ricos del país, sino también en una especie de Robin Hood, que construía escuelas y hospitales allí donde el Estado mexicano no llega y regalaba vehículos todoterreno a la policía para comprar su lealtad, lo mismo que irrumpía en restaurantes, a cuyos comensales, tras el pánico que causaba su presencia y la de sus sicarios, invitaba generosamente a cenar.

Su proyecto ha sido y es, constituir una red de redes, con miles de franquicias y células y trabajar a través de la cooperación y no de la competencia. Toda una estrategia empresarial.

La realidad es que, junto a sus socios: Ismael “El Mayo Zambada” e Ignacio “Nacho Coronel” (abatido por el ejército en julio de 2010), “El Chapo” Guzmán ha podido extender su dominio a 17 entidades del país y fortalecer el trasiego de cocaína, marihuana y drogas sintéticas hacia Estados Unidos, lo que ningún otro cártel mexicano ha conseguido.

Pero también ha ordenado y financiado durante años desde el cártel de Sinaloa la construcción de innumerables túneles. Sólo en Baja California, Sonora y Chihuahua la agencia antidroga de Estados Unidos (DEA) atribuye a su organización un centenar de narcogalerías para burlar los controles fronterizos. Esta experiencia le ha certificado el apelativo de “El Señor de los Túneles”, asignado por la policía mexicana.

Estos túneles que no son galerías sucias y oscuras como uno podría imaginarlas, son pasadizos realizados con sistemas de refuerzo, ventilación y bien iluminados. Los más complejos tienen raíles y carritos para transportar rápidamente drogas, armas, dinero, personas y prácticamente cualquier otra cosa de un extremo a otro.

“El Chapo” Guzmán fue arrestado por primera vez en 1993 en Guatemala y confinado en la cárcel de máxima seguridad de La Palma, en el estado de México, para cumplir una condena por delitos contra la salud, asociación delictiva y cohecho.

Dos años después fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco, desde donde escapó en 2001 gracias a una minuciosa operación en la que, según datos oficiales, salió escondido entre la ropa sucia en un carro de lavandería.

MX - carcel ALTIPLANO 17A partir de esta fuga, “El Chapo” Guzmán se constituyó como el personaje más buscado por las autoridades mexicanas y de Estados Unidos. Su imperio criminal ha crecido y se ha afianzado como la principal organización delictiva en el país.

Tras esta recuperación de la libertad, toma el control de su cártel y tras una serie de alianzas con otros narcos crea la denominada en Estados Unidos como «La Federación», organización que controla buena parte del negocio de la droga a ambos lados del Río Grande. Se le acusa de introducir 200 toneladas de droga en Estados Unidos entre 1990 y 2008 y su negocio se cifra en más de cinco mil millones de dólares.

Mientras permaneció prófugo, extendió la presencia de su organización, el Cártel de Sinaloa, a varios países de América, Europa y Oceanía. El gobierno de Estados Unidos llegó a ofrecer 5 millones de dólares por su captura.

Lo cierto es que, ya sea dentro de un carrito de lavandería o vestido de policía, tras su primera huida “El Chapo” Guzmán pasó 13 años prófugo de la Justicia. En febrero de 2014, acorralado logró zafarse de su captura en Culiacán, la capital de Sinaloa, al huir por un sofisticado pasadizo instalado en su casa de seguridad. Así, mientras los comandos de la Marina intentaban frenéticamente derribar la puerta blindada, Guzmán Loera puso en marcha el mecanismo de su fuga: accionó un dispositivo que levantó la bañera y se escabulló por un túnel que desembocaba en las alcantarillas. Se dice que siete casas suyas en Culiacán estaban conectadas por esta red subterránea.

No obstante, fue detenido la noche del 22 de febrero de 2014, en un hotel de Mazatlán en Sinaloa, por elementos de la Secretaría de Marina y enviado a la cárcel El Altiplano en Jalisco, presuntamente la cárcel de máxima seguridad más protegida de México de donde se ha escapado el pasado 11 de julio.

Con todos sus antecedentes no era sorprendente que intentase la fuga de la inexpugnable cárcel de El Altiplano por un túnel. Era una posibilidad de manual de seguridad.

Aunque es difícil imaginar cómo los cómplices de “El Chapo” Guzmán excavaron durante meses bajo la cárcel de El Altiplano evitando ser detectados, sus ingenieros han estado haciendo lo mismo durante años, justo bajo las narices de los agentes fronterizos de México y Estados Unidos con su sofisticada tecnología y su método de “reparto de dólares para favorecer”.

Este caso de “El Chapo” Guzmán no es diferente aunque él estuviera en una cárcel de máxima seguridad pues también se “controlaron” el funcionamiento de los sensores (internos y externos)  y las cámaras de seguridad simplemente con dinero. Se dice que esta fuga, entre infraestructuras y compra de voluntades, puede haber costado más de 30 millones de euros.

“El Chapo” Guzmán celebró su reciente recuperada libertad tecleando mensajes en una cuenta de Twitter, que hasta entonces administraba uno de sus hijos y que tiene más de 500.000 seguidores, festejando que estaba de vuelta con su familia y a amenazando a quienes le apresaron y juzgaron.

Entre tanto, también tuvo tiempo para remitir el siguiente recado al magnate y candidato a la presidencia estadounidense Donald Trump, que ha dicho sobre los inmigrantes mexicanos: “Están trayendo sus drogas, están trayendo su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas”, a lo que “El Chapo” Guzmán contestó: «Sigue chingando y voy hacer que te tragues todas tus putas palabras pinche guero cagaleche«.

Ahora, simplemente se espera que “El Chapo” Guzmán vuelva a tomar el timón del cártel de Sinaloa, sin importar dónde se encuentre. Durante su reclusión, su organización siguió operando bajo el liderazgo de varios de sus hijos y de su socio.

De nuevo en libertad para seguir delinquiendo «El Chapo” Guzmán, en todo caso, quiere morir libre y peleando y por eso se ha fugado antes de que concedan su extradición a Estados Unidos donde, el FBI tras la muerte de Bin Laden, lo consideró el hombre más buscado del mundo.

El último narco, como le llamó el periodista norteamericano Malcolm Beith, ha vuelto y con él la pesadilla de los más de 100.000 muertos que ha dejado la guerra contra el narcotráfico en México desde 2006.

Interrogantes

La fuga organizada por los hombres de “El Chapo” Guzmán, con una división de ingeniería propia, obtuvieron planos detallados de la prisión y abrieron un túnel de 1.500 metros que desembocó exactamente por una escalerilla en la propia ducha del preso número 3.578. Para la obra tuvieron que remover, según cálculos de ingeniería más de 3.250 toneladas de tierra. Una cantidad suficiente para llenar 350 camiones.

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Celda del Chapo en la Cárcel de El Altiplano en Jalisco

Lo sorprendente es que, a sólo un mes de su detención ya intentó fugarse por primera vez de la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano, de acuerdo con documentos de la DEA. Los documentos muestran que en marzo de 2014, agentes en Los Ángeles reportaron una posible operación de escape financiada por otra organización del narcotráfico que opera bajo los auspicios del Cártel de Sinaloa y que involucró el uso de amenazas o sobornos a funcionarios de prisiones.

No obstante, días después de la detención de 2014, al hablar sobre la posible extradición de Guzmán Loera en una entrevista con la cadena Univision, el presidente Enrique Peña Nieto se manifestó a favor de que el líder del Cártel de Sinaloa permaneciera en México y al ser cuestionado si se comprometía a que el “Chapo” Guzmán no se volviera a fugar, el mandatario mexicano señaló: “Es una obligación que tenemos y más, creo yo, frente a lo que ya ocurrió en el pasado, sería verdaderamente algo, más que lamentable, e imperdonable que ahora, el Estado y el gobierno no tomen las debidas providencias para asegurar que lo ocurrido hace algunos años no se vuelva a repetir”.

Este es un delincuente que tiene que enfrentar a la justicia mexicana, tiene que enfrentar procesos que ahora la PGR ha iniciado y esto no riñe con que eventualmente, en algún momento, difícil determinarlo ahora, eventualmente pueda ser extraditado”, añadió.

México no tiene ninguna intención de extraditar a Estados Unidos al líder del cártel de Sinaloa, Joaquín «El Chapo» Guzmán, quien fue detenido el 22 de febrero del año pasado y está encarcelado en una prisión de máxima seguridad mexicana desde entonces”, aseguró Jesús Murillo Karam, procurador general de la República.

Pero lo cierto es que Guzmán Loera tiene al menos seis acusaciones pendientes ante la justicia estadounidense y enfrenta acusaciones ante cortes federales en California, Nuevo México, Texas, Illinois y Nueva York.

La primera acusación en su contra presentada data de 1995 y fue interpuesta ante una Corte Federal de California, por cargos de conspiración para importar cocaína y por lavado de dinero, entre otros.

Esta acusación en California es la base de la petición de extradición que hay en su contra por parte del gobierno de Estados Unidos y de la recompensa ofrecida por la DEA desde diciembre de 2004.

Tal vez el retraso de una posible extradición le permitió ganar tiempo y retrasar una condena que abría otras posibilidades en Estados Unidos. Cada acto judicial que haya dado espacio de maniobra y tiempo al “El Chapo” Guzmán debe ser motivo de investigación, así como el extraordinario túnel que llevó un especial tiempo construirlo.

Todo ello lo hicieron a la vista de la cárcel pues desde sus torres de vigilancia se advierte perfectamente la caseta por donde sacaban la tierra a los camiones que, igualmente, se sitúa a 1.700 metros del Octavo Regimiento de Infantería de la 22 Zona Militar y que, para escándalo del país y de especialistas, nadie aparentemente vio nada ni parece enterado de que durante meses se cavó un túnel desde una caseta sencilla hasta la celda de un preso situada a kilómetro y medio.

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Carencias e irresponsabilidades

Además, como se ha publicado, el personal penitenciario no está correctamente capacitado o no es el idóneo, pues llegan a cargos directivos sin conocer el manejo del sistema. El perfil buscado es el de policías y lo único que generan, en muchos casos, es tener contratados a agentes frustrados y no personal penitenciario interesado en su trabajo.

Y qué decir sobre las revisiones en la celda, el forjado y piso de la ducha, el brazalete de localización que supuestamente no funcionaba, los sensores que no detectaron movimiento subterráneo alguno y otras lamentables coincidencias durante meses. Otra de las incertidumbres básicas es aclarar cómo es que El Chapo Guzmán ha tenido el privilegio de la celda única o carecido de acciones tan sencillas como moverlo de habitáculo para no facilitar este tipo de fuga. Estas medidas no son excepcionales y los presos más peligrosos son reubicados periódicamente e incluso cambiados de centro penitenciario.

Ciertamente no debemos especular y si esperar que la autoridad competente con todos los elementos de prueba aclare qué fue lo que pasó y se depuren responsabilidades legales y eventualmente políticas.

Todo ello ha dado vía libre para la construcción del túnel al cártel de Sinaloa, notables especialistas avezados. Solo en Chihuahua, Sonora y Baja California han construido más de un centenar de túneles para burlar la frontera con Estados Unidos.

Un plan de fuga que comenzó a cara descubierta y a plena luz por los cómplices de “El Chapo” Guzmán que adquirieron por millón y medio de pesos (80.000 euros) pagados en efectivo, el terreno frente a la cárcel.

El gobierno mexicano ha reconocido que el líder del cártel de Sinaloa, uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo, debió tener ayuda de funcionarios o trabajadores de la cárcel para su fuga que ha generado un gran escándalo internacional y una fuerte humillación para el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Así, la fuga de Chapo Guzmán ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema carcelario, las posibilidades siempre presentes de evasión y los ineficientes métodos de control y vigilancia de los reclusos, lo mismo que la inadecuada selección y capacitación del personal a cargo de los centros penitenciarios.

Esta nueva fuga deja sembrada una gran duda en la sociedad con respecto a si las cárceles de máxima seguridad no son infalibles e inexpugnables para los reos de alta peligrosidad y el quién, dónde y cómo se podrá contenerlos.

En este sentido, e inmediatamente, deberían de dejar de llamarles “cárceles de máxima seguridad” a estos centros penitenciarios pues suena como una burla para especialistas y ciudadanos. La fuga de “El Chapo” Guzmán sitúa a México ante el mundo es un episodio que añade deterioro del prestigio nacional en materia de cárceles, teniendo en cuenta que, según datos oficiales, más del sesenta por ciento de estas se encuentra en régimen de autogestión por parte de los internos.

Sin duda, todo se enmarca en una especial crisis del sistema penitenciario ya desde hace años, pero que ahora, con la fuga del famoso y escurridizo narcotraficante, llega a su extremo más peligroso. La realidad es que “El Chapo” Guzmán ha demostrado que no hay cárceles para purgar sus delitos y también lo endeble de la instituciones de un país, donde el dinero puede comprar conciencias, penetrar en el aparato de seguridad del Estado y finalmente ejercitar también el temor y la amenaza a quienes no aceptan el soborno que son advertidos que serán eliminados junto con sus familias.

Es obvio y necesario que el Estado reivindique pronto estos fallos lo que también le dará oportunidad para replantear urgentemente nuevas estrategias y acciones presentes y futuras. Por lo tanto, es imperativo para el país llevar su Administración Penitenciaria de forma conveniente, controlada, ajustada a las normas y con las medidas de seguridad correspondientes.

Un comentario

  1. Mi querido Manuel, para complementar tu excelente articulo te recomiendo leer también «Los Malditos»del periodista Jesus Lemus quien estuvo preso sin merecerlo y convivió con el Chapo en esa cárcel y le tocó la fuga en la cárcel de MAXIMA seguridad de Puente Palma en Jalisco.

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