No me cansaré de repetir y recordar que la Seguridad es igual a Prevención + Protección puesto que la Seguridad es un fin y la Protección y la Prevención los medios para obtenerla.
Hasta ahí, todo parece hasta bastante obvio y así se viene demostrando y cada vez tratando más adecuadamente.
Pero, la Seguridad, que es tan sólo una sensación y que está apoyada en el estado de ánimo –tampoco nada nuevo para recordar– está, por tanto, en constante evolución y es tan cambiante como las personas y las circunstancias (políticas, del entorno, económicas, religiosas, sociales, ambientales, etc.) y es aquí donde ya tenemos la primera necesidad de definir sus objetivos como contraposición a los riesgos, amenazas y vulnerabilidades de cada caso y circunstancia en busca de esa anhelada Seguridad.
De esta guisa y con este objetivo se han ido, y siguen desarrollándose constantemente nuevos medios y servicios de prevención y protección que tratan de, optimizando los recursos económicos, dar la mejor respuesta ante el análisis y evaluación de nuestras inseguridades.
Pero, tal y como también se viene descubriendo permanentemente, esos nuevos medios y servicios en constante evolución y que sus estudios están basados en el empirismo y la aplicación de las mejores tecnologías tienen cada vez más directamente relacionada su eficacia y eficiencia con lo que podríamos definir como el Sistema de Gestión de Seguridad (SGS) –con mayúsculas– necesariamente equilibrado en y por todos sus recursos.
Y recursos son principalmente: la INFORMACIÓN (escrita, hablada, sonidos, imágenes, etc.), los DATOS (personales, bancarios, comerciales, fiscales, sanitarios, etc.), los DISPOSITIVOS (sistemas activos y pasivos, sistemas de control, vehículos, sistemas de comunicaciones, armas, sistemas de videovigilancia, etc.) y los MEDIOS (humanos, económicos, etc.), todos ellos pensados y dirigidos para su implantación con carácter preventivo y de protección para las personas, los bienes públicos y privados, y el medio ambiente.
Todo ello, corregido, realimentado y ponderado con lo más importante la propia actividad operativa relacionada directamente con la actividad concreta (entidades oficiales o administrativas, defensa y seguridad nacional, ocio, cultura, servicios, actividades comerciales, sanitarias, penitenciarias, transporte, actividades industriales, etcétera).
Y aquí está el reto permanente más importante: la perfecta adecuación del SGS que, demanda un estudio personalizado de la protección de la actividad (información, datos, dispositivos y medios) en total convergencia con las diferentes medidas organizativas generales y específicas de esa actividad diferenciada nos llevaría a esa definición, dentro del marco de la Seguridad Integral, de cada Sistema de Gestión de Seguridad (SGS).
El SGS personalizado es y será base para el desarrollo de nuestra mejor prevención y protección para las personas, los bienes y el medio ambiente.