Seis años después del fatídico 11 de septiembre, en el que se cambió el curso de la historia internacional y de la seguridad en el último tercio de siglo por los ataques en los Estados Unidos a las Torres Gemelas y el Pentágono por un grupo de terroristas que estrellaron aviones comerciales, ceremonias religiosas, campanadas, banderas a media asta y minutos de recogimiento ha sido lo único que honraron a las casi tres mil víctimas de la barbarie terrorista porque, su responsable principal, Bin Laden, líder fundamentalista, sigue sin ser localizado y detenido.
No obstante, y pese a que no se ha dado con ese objetivo de capturar a los promotores y organizadores del gran atentado contra Manhattan y Washington, la lección que ha tratado de dar el presidente Bush es que su país es el policía global y que tiene la capacidad y derecho de poner orden donde allí lo considere necesario. Objetivo que, hasta ahora, no se ha demostrado y está lejos de poderse cumplir.
La nueva doctrina que se ha impuesto es la de tratar con dureza a todos aquellos a quienes se sindiquen como terroristas o tienen potencial para ello. En este sentido, muchos críticos de esa nueva línea dura sostienen que las cruzadas o guerra global contra terroristas no buscan dar solución al real problema que ocasiona la violencia social.
De hecho esta orientación política, el crecimiento de las desigualdades entre naciones y clases, el incremento de la pobreza y el deterioro del medio ambiente son cuestiones que a los EE.UU. se les acusa de menospreciar, y son éstas las que están ocasionando diversos movimientos sociales o la reacción de grupos violentos.
En cualquier caso, para los partidarios de la línea dura antiterrorista lo se necesita es poner orden a nivel global para poder garantizar las inversiones y la economía.
Lo definitivo es que seis años después… ¿dónde está Bin Laden? ¿Cuándo lo encontrarán y lo juzgarán por los ataques terroristas que está llevando a cabo su organización? ¿Cuándo acabará el sufrimiento de los iraquíes, que se han visto inmersos en una guerra preventiva e interminable con ataques terroristas diarios donde menos se espera y con un balance de miles y miles de muertos?
Seis años después… el líder fundamentalista y fundador de Al Qaeda, retomó la costumbre de emitir videos en cada aniversario destacó la “gesta excepcional” de uno de los atacantes del 11-S como testamento de uno de los 19 militantes que secuestraron cuatro aviones y los usaron como misiles aquel 11 de septiembre de 2001. Una de las grabaciones, la segunda emitida en tres días, dura 47 minutos, comienza con una foto de Bin Laden, y mientras se oye su voz en off, el video que muestra una imagen quieta del militante saudita con su dedo en alto, elogia a los militantes y urge a sus seguidores a unirse a la “caravana de mártires”.
Bin Laden se pregunta “¿Cómo podemos quedarnos sentados cuando las mujeres libres están en las cárceles de los nazarenos (cristianos) y los judíos en Irak, Palestina y Afganistán? Por eso digo a todo hombre de la juventud del islam: es tu deber unirte a la caravana de mártires hasta la victoria de Dios”, agrega.
La realidad finalmente es que aún hay miedo y preocupación, especialmente en la población estadounidense. Ello se hace más evidente, tras esta aparición de nuevos vídeos del líder de Al Qaeda el cual, pese a que las autoridades norteamericanas lo tildan de incapaz, se ha convertido en el fantasma de la Administración del presidente George W. Bush que insiste en que “Cazaremos a nuestros enemigos”, como mensaje al unísono de las autoridades.
Seis años después… lo cierto es que tenemos más víctimas; más incertidumbre sobre potenciales ataques de gran impacto social; unas “células terroristas dormidas” que no sabemos dónde está, ni quiénes son pero, conviven con nosotros y, aunque estamos ganando algunas batallas y desmontando ataques terroristas organizados, no estamos ganando la guerra.
Seis años después… la realidad es que el tiempo no cura ni nos devolverá a los miles de víctimas inocentes que son el resultado de esta incomprensible situación, consecuentemente vivimos en una situación en la que la inseguridad está globalizada y el miedo latente de nuevos ataques de grandes proporciones a cualquier país es lamentablemente el actual estado de percepción en casi todo el mundo.