Desde Europa, desde España, cuando estamos en pleno solsticio (del lat. solstitĭum) vernal, el de verano, que hace en el hemisferio boreal el día mayor y la noche menor del año, y en el hemisferio austral todo lo contrario. Cuando en Europa nos encontramos en plena época de vacaciones, no es fácil olvidarse de seguir pensando en la seguridad, en nuestra seguridad.
Esa seguridad, sobre todo ciudadana, competencia y responsabilidad exclusiva del Estado y los Gobiernos que, auxiliada por la Seguridad Privada –en la mayoría de los casos subordinada de la Seguridad Pública– se nos presenta como una de las prioridades o preocupaciones básicas para nuestras ausencias y traslados para el disfrute de unas vacaciones.
Esa prioridad y preocupación sobre la seguridad, sobre todo subjetiva o de sensación, que precisa de nuevos paradigmas más nuevas formas de comunicación y participación –pública y privada– no exenta de creatividad.
Pero, además de creatividad, ¿qué se necesita para afrontar estos nuevos retos?… mucha inteligencia, conocimiento y cooperación y pocos experimentos o inventos trasnochados.
Para ello, se necesita, principalmente, crear una atmósfera previa para afrontar estos retos y es clave establecer acuerdos de colaboración y cooperación enmarcado todo dentro de unas recomendaciones útiles a tenerse en cuenta en los momentos de emprender los retos correspondientes como saber adaptarse a las crisis, dar mucha contención a los integrantes de la colaboración y meterse en los temas con total transparencia para tratar de estimular, permanentemente la cooperación y colaboración.
Sin duda, es el caso a tener en cuenta también en el caso de seguir trabajando, dentro de sus competencias, en la integración operativa de la Seguridad Pública y la Seguridad Privada, situación en periodo de armonización en Europa y muy lejos de conseguirlo en Latinoamérica.
Desgraciadamente, y sobre todo, en España hemos acabado un curso académico con muchas asignaturas pendientes entre la Seguridad Pública y la Seguridad Privada derivadas de haberse dedicado poco a avanzar o “progresar adecuadamente” y uno de los motivos ha sido una posible falta de voluntad política.
Es tiempo de reflexión y descanso pero, sin bajar la guardia y atentos a retomar las asignaturas pendientes no más tarde de septiembre o suspenderemos, una vez más.