17A. Contra el terror… unión y coordinación


Estos días, cuando estamos enfrentando el primer aniversario de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils, en los que 16 personas perdieron la vida de forma trágica y más de un centenar resultaron heridas, el principal objetivo y compromiso del Gobierno español y de los ciudadanos presentes en el acto ha sido el recuerdo y apoyo a las víctimas del terrorismo que, desgraciadamente, siguen siendo  las protagonistas principales del evocador encuentro.

Manuel Sánchez Gómez-Merelo
Consultor Internacional de Seguridad

No olvidamos que, hace un año, distintas células del Daesh se dirigieron indiscriminadamente contra ciudadanos y turistas de más de 30 países, que resultaron muertos o heridos cuando paseaban.

En Barcelona, enfrentar las consecuencias de ese acto criminal de manera coordinada y cooperativa era lo esperado, sin embargo, lo que debía haber sido un homenaje de encuentro y consenso, algunos partidos políticos y radicales independentistas lo han trufado de incoherencia, mostrando su división, politizando los actos de homenaje y dejando de lado el hecho constatado de que, contra el terrorismo, la base principal es la unión y la coordinación.

17A-2017

Pese a esa falta de unanimidad en el rechazo, el mundo ha podido ver una ciudad y un país solidario y volcado en el apoyo a los que sufrían, lo que ha puesto de manifiesto que los terroristas fracasaron porque su irracional agresión nos ha hecho y nos hará más fuertes y motivados como sociedad presta a defender sus valores, que no olvida a las víctimas y seguirá avanzando en una visión global que pueda prevenir, adelantarse, disuadir o detener a los adoctrinados como ejecutores de cualquier agresión.

El objetivo de los terroristas es dividir a la sociedad y, para ello, buscan sus vulnerabilidades. Es misión del Gobierno y fruto esperado de la coordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el conocerlas y, en un marco de colaboración internacional, prevenir y proteger a sus ciudadanos, como primera prioridad frente al terrorismo. Este entrenamiento también nos sirve para mejorar en el análisis de esta y anteriores desgracias, de las que hemos extraído enseñanzas importantes.

En este sentido, por ejemplo, desde la terrible experiencia terrorista del 11M al 17A, se han desvelado garrafales errores de coordinación policial, una infravaloración de la amenaza yihadista y unas importantes carencias en la estrategia institucional y política.

Con el análisis de todo ello, se establecieron nuevos planes de acción, de lo que se deriva que, desde el 11M hasta el año pasado, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, han efectuado más de 650 detenciones en el plan de lucha contra el yihadismo y, ante los ataques en Cataluña, el Estado ha respondido con una estructura diseñada tras los atentados en Madrid del 11M.

Como consecuencia de esa presión, en España seguimos en el nivel 4 de amenaza, establecido en el año 2015, con refuerzos especiales en áreas turísticas y grandes concentraciones ciudadanas que, igualmente recientemente, ha emplazado a las empresas de seguridad privada a que multipliquen las medidas de autoprotección.

Nivel de Alerta Antiterrorista

Así, la historia y la lucha continua y, no solo no hemos de bajar la guardia, sino avanzar en el establecimiento y desarrollo continuo de planes integrales de prevención y protección, un Plan Integral de Seguridad contra el Terrorismo global y local, basado en la protección del ciudadano y sus infraestructuras y el apoyo a las víctimas del terrorismo, fundamentado en la coordinación y el trabajo común de los servicios de Inteligencia, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los responsables de seguridad de entidades públicas y privadas.

Un Plan de Prevención y Protección Antiterrorista que establece las directrices generales que, partiendo de un esfuerzo permanente en el ámbito preventivo, permita asegurar la detección, seguimiento, análisis y evaluación continuada del riesgo y amenaza de atentado terrorista, así como la puesta en marcha y coordinación de los dispositivos preventivos con el objetivo de evitar que se produzca.

Por otro lado, nuestra colaboración con los servicios policiales y de inteligencia de otros países también es cada día más fluida. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen contabilizadas a 135 personas que se desplazaron desde España hasta Siria e Irak para recibir adoctrinamiento yihadista con el fin de cometer atentados, y que aún permanecen entrenándose en esos países.

Igualmente, el Gobierno cifra en 146 los reclusos que están relacionados con el yihadismo, un número que se triplicó en los seis últimos años (en 2012, eran 50), aunque, hay que tener en cuenta que, en lo referente a la radicalización, a nivel internacional no existe consenso sobre la definición de este concepto, ni tampoco se contempla este término en la legislación penal española.

Sin embargo, no tenemos que olvidar que detrás del 17A no hubo una red sino una célula que habría comenzado a formarse durante 2016, compuesta por al menos diez individuos, básicamente adolescentes y jóvenes de segunda generación, descendientes de inmigrantes marroquíes, nacidos y crecidos en nuestro país.

También debemos tener en cuenta que, como revela la investigación policial, en el 17A no hemos estado ante un ataque improvisado, sino ante el final de un largo proceso, ya que, de hecho, el atentado finalmente perpetrado ha sido el “plan B” del objetivo inicialmente fallido, y que apuntaba a resultados aún más terribles.

Con todo, España seguirá señalada como blanco de atentados terroristas por el yihadismo salafista, y tanto nuestras instituciones como la colaboración internacional podrán mitigar la amenaza, pero no erradicarla.

La sociedad española debe hacer valer su inteligencia, capacidad de organización y prevención ante esta amenaza global, integrándola y reforzando sus capacidades de respuesta a la vez que las de resiliencia, para que ninguna presión pueda desestabilizarla.

Gracias a la justa combinación de prevención, cooperación y protección lograremos vencer a quienes intentan atemorizarnos, porque la pérdida de la firmeza, la confianza y la solidaridad sería el daño a los cimientos de nuestro bienestar con los que los terroristas quieren minar a nuestra sociedad.

La unión frente al terrorismo es un requisito imprescindible para lograrlo. Aún al precio de sacrificar egos, nacionalismos y creencias, no podemos perder en ningún momento de vista que lo que ahora toca, frente a amenazas confusas y difusas pero contundentes y permanentes, es conseguir que nuestros valores comunes, lo que realmente nos une, no sólo como país sino como seres humanos,  se mantenga en toda circunstancia por encima de cualquier diferencia.

2 comentarios

  1. Gracias. Don. Manual por su valiosa información y comentarios especializados. Saludos.

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